sábado, 3 de septiembre de 2011

De la abuelidad

Como abuela me bautizaron Shila. Soy la misma y otra a la vez. Despertaron en mí una soltura enorme para demostrarles el amor que les tengo. Y me divierto un montón con ellos.

Cuando los voy a visitar, experimento la ansiedad que sentimos frente al encuentro con alguien que nos despierta una enorme ilusión.

Ser abuelos y que se desarrolle un espacio y una modalidad dentro nuestro para desempeñar el rol, lleva su tiempo.

Los nietos nos encuentran con otra edad de la que fuimos padres y nos enfrenta a la situación novedosa de ver que hay dentro nuestro para con esas personitas.

El paso del tiempo, a veces, permite focalizar mejor nuestros vínculos. El haber transitado vivencias y haber resuelto diferentes temas, posibilita la dedicación mas tranquila a lo que uno se avoque y ahí están nuestros nietos como parte importante de nuestros intereses.

El abuelazgo despertó en mí sensaciones particulares que fueron variando según el tiempo pasa. Las primeras visitas a mi primer nieto me resultaban extrañas.

Me llevó su tiempo reconocer que cuando decían –acá llegó la abuela a visitarte- hablaban de mí. Me parecía un poco agresivo. La sensación era como si me lo dijeran a propósito. Claro, lo decían a propósito de mi visita. Que nos nombren Mama en general a todos nos cae bien. Que nos llamen abuela, no tanto. Reflexionando el porqué, me di cuenta que no es el abuelazgo lo que cuesta aceptar. El ser abuelo viene de la mano con tener la edad para serlo y envejecer puede resultar hasta casi vergonzoso. Nuestra sociedad propone como parámetros los valores de la exterioridad como belleza sublime. Y a pesar de que las mujeres fuimos ganando espacios en nuestra cultura pocas veces he visto una cosificación tal de nosotras mismas, consentida por nosotros y nuestro entorno¿ Han mirado la televisión y lo que se ve ? A la ancianos se los denomina clase pasiva pero lo que creo que es pasiva es la sociedad que conformamos en su conjunto, desde nuestra juventud, en la que no hacemos nada para abolir semejantes paradigmas que logran adormecernos hasta a hacernos creer en las cosas mas superfluas y estúpidas que lindan con la locura. Las chicas de 15 años se hacen implantes mamarios, mueren algunas por colocarse líquidos en los glúteos.¿ Que nos está pasando? No hacemos nada por pelear contra lo que nos proponen y desarrollar valores que den cuenta de lo mas constante que podemos tener los seres humanos como nuestra afectividad, necesidades de amor, de solidaridad, respeto, de buen trato, de valorización de nuestros pensamientos y creencias, envejeciendo pacíficamente, creando nuevas categorías de belleza, ya que si vivimos, todos vamos a transitar los caminos de la vejez. Lo que muchos hacen es huir para atrás con sus cirugías , como si fuera posible, en lugar de combatir la imbecilidad en la que quedamos atrapados hacia adelante. En vez de operarnos las caras, el culo, las tetas, no sería mejor que nos operemos el cerebro? No, pensándolo mejor eso sería pasivo. La imbecilidad es acordar que el adulto mayor es feo, no debe ser escuchado y encima debe esforzarse para parecer mas joven. Vieron la propaganda de Reumosan? Vieron a ese actor de 90 años corriendo con pelo largo y mostrando su vitalidad? Me quiero matar, ser mayor no es perder el sentido de la estética, no había alguien viejo elegante y atractivo? O aquellas propagandas que donde muestran que podrás sostener los dientes con felicidad gracias al pegamento?.

Si no nos ayudamos a salir de esta trampa, no solo lo pasaremos peor de lo que deberíamos sino que lo estamos permitiendo y atentamos contra nosotros mismos. Hagamos que las corporaciones se interesen en nosotros de otra forma y nos dejen de vender remedios y pegamentos para la dentadura. Que inventen algo que nos seduzca, donde está la creatividad? Saben porque les resultamos menos atractivos? Porque descubrimos que la podemos pasar mejor con menos cosas y a ellos eso no les gusta. Los ingresos de los jubilados son misérrimos en Argentina, la lógica perversa sigue prometiendo paraísos al que gasta la plata porque la tiene y se puede seguir engañándolo. A quien le va interesar cambiar algo, sino a nosotros los mayores? No se olviden jovenzuelos que vuestro futuro como el de todos, es ser mayores y en vez de convencernos de lo maravilloso que es no tener arrugas piensen en que podrían aportar y aportarse para llegar enteros internamente a la vejez

Coetáneos respetémonos y luchemos por lo que creemos. No está muerto quien pelea.

Esto me hace recordar las enseñanzas que impartían nuestros padres con respecto a la las relaciones sexuales. Cuando yo era chica para muchos círculos sociales, la virginidad era un valor a ser tenido en cuenta. No quiero detenerme en eso, sino en el hecho de que el día que te casabas después de años de represión y considerar al coito como pecado mortal, se suponía que tenías que pasarla bomba y tu relación sexual debería ser un jolgorio de un día para el otro. A quien se le ocurre esta posibilidad? Con la vejez pasa lo mismo.

Uno será de viejo lo que ha podido elaborar y atesorar en su trayecto. Si has sido capaz de asimilar experiencias y metabolizarlas posiblemente tendrás mucho para dar y transmitir.

Ahora entienden porque me provocaba sentimientos encontrados que me digan abuela? Porque la…. “lucha es cruel y es mucha pero lucha y se desangra por la fe que la empecina”( gracias Adriana Varela)

Lo expuesto podría haber sido la arenga para crear un nuevo partido político, dios me guarde. En lugar de eso cree otra cosa.

Fundé la Ungué. Su nombre provino del modo en que mi nieto D. lloraba pareciendo decir Ungué, Ungué. D. fue nombrado presidente a de esa institución sin fines de lucro (mas bien con fines de gasto) y yo quedé en la línea fundadora. Me fui de viaje y aproveché para comprarle ropa en USA y Europa para que el presidente luzca a la altura de su cargo,. El objetivo de la Ungué fue palear los sufrimientos bebísticos mediante la invención de canciones que aludían al momento que atravesaba el presidente: fuertes dolores de panza o cuando le costaba tanto sostener su cabecita erguida estando panza abajo y su cabeza bamboleante, me hacía temer un golpazo contra el piso. El ver que la adquisición de cada habilidad requería de enormes esfuerzos de su parte, me impulsaban a cantarle y darle fuerza. Mi hijo miraba azorado lo que hacía la demente de su madre que cantaba y bailaba ( parecía un ritual de los indios). Me parece que creyó que yo me tomaba en chiste lo que él tan seriamente encaraba, su paternidad. Para mí no era ningún chiste, era mi modo de buscar mi vínculo con mi nieto y me daba cuenta que tenía una soltura enorme para hacerme la payasa, cariñosamente. Nunca había tenido conciencia de esas posibilidades mías y me las permití. Ese fue “un acto de resistencia” mayúsculo. Ahí defendí mi libertad, no me dejé vencer por lo que a mi hijo le parecía ridículo y me lo hizo saber con contundencia.

La libertad adquirida y mis ganas de verles las caritas de asombro, han logrado que yo, que odio disfrazarme, ya haya sido Pablo Backyardigan, Tyron y Mickey Mouse sucesivamente a lo largo de un año.

Mi nieto mayor, hace poco, se dio cuenta de que Mickey Mouse era yo, y el muy cretino me dijo: Mickey no “esiste” y sos vos porque tenía las manos arrugaditas. ¿Tanto regalo y tanto amor para eso? Estaba tapada de cabeza a pies por el personaje de Mickey, y el no haber encontrado los mitones en el momento de disfrazarme me valió semejante comentario. ¿Les parece?

Mi hijo y mi nuera estaban comentando la muerte de Sábato, y D., que escuchaba, les preguntó por qué se había muerto; ellos le dijeron que era muy viejito. D., que vaya a saberse por qué se acordó de mí, preguntó: “¿la abuela Shila es muy viejita?” y repitió: “No quiero que se muera, no quiero que se muera”. Por fin una buena. Ni el haberme sacrificado poniéndome esas cabezotas de los disfraces en las que uno se ahoga y termina bañado en sudor me salvó de los comentarios ad hoc con respecto a la edad.

A los tres años debería tener claro a quien se le dice viejito y a mi me enseñaron que los únicos viejitos son los “Trapos”.

A medida que mis nietos crecen y formulan preguntas me doy cuenta cuan temprano comienzan sus temores a la muerte.

Por ese motivo entiendo que las abuelas quieran evitarles todo tipo de angustia innecesaria a sus nietitos haciéndose cuanta cirugía haga falta. Traten de quedar de modo que ellos las reconozcan, es solo un consejo.

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