sábado, 3 de septiembre de 2011

Del oído

Por ahora, me siento afortunada, no siento ninguna diferencia en la audición. Oigo bien, pero en mi entorno empiezo a notar algunas dificultades, básicamente en los hombres. No le digan a nadie, pero digo EN LOS HOMBRES para disimular. Yo generalizo para que pase más inadvertido y no se ofenda mi marido, quien pone un poco alta la televisión, ¿por qué será? O le digo: Mi amor, está sonando insistentemente tu celular, ¿no lo notaste? Tocaron el timbre hace rato, ¿no abriste? ¿Por qué será? No digo que escuche menos. No, no.

Quiero contar lo más objetivamente posible un episodio que pasó hace poco en el cine. Fuimos con un grupo de amigos, entre los que estaba mi cuñado. Estaban sentados él y un amigo, uno al lado del otro, hablando en voz baja (eso creían ellos, siguiendo sus standards de 70 y pico de años largos). La película estaba empezando; un señor en la fila de adelante se estaba impacientando con el rumor de esa charla, y profería espaciados chistidos, Sh, Sh, hasta que finalmente se dio vuelta y en voz alta y de mala manera les dijo: ”Me hacen el favor de callarse de una vez “ A lo que mi cuñado le respondió educadamente, con una mezcla de ingenuidad e intriga (cosa que sucede cuando uno está lejos de darse cuenta de lo que está provocando): ”Perdón señor, ¿qué me está diciendo? No piensen que yo digo que él no escucha. No,No Mi cuñado no acusó recibo del enojo, porque al no escuchar lo que le decían, se concentró en la película y santo remedio.



De los Remedios

Ésta es una actividad que tiene lo suyo, requiere concentración, ser metódico y ordenado. No sé qué pasaría si dejáramos de tomar la cantidad de cosas que nos recetan para cada día, pero por si las moscas tenemos que cumplir. No son pocos los recaudos que hay que tomar para no confundirse, a saber: algunas píldoras deben ingerirse media hora antes de desayunar. Otras antes de almuerzo, algunas lejos de las comidas, otras con las comidas, otras una hora antes de dormirse. Mi consejo es plastificar las indicaciones, y a la lona. Las debemos llevar con nosotros por donde andemos, sin peligro de quedar desconcertados en el medio de ese laberinto de nombres y de horarios. El problema del plastificado es que no se puede tildar si la pastilla indicada se ha tomado o no, y si se empieza a dudar y se toma otra, por las dudas no hayas tomado la prescripta, es posible que se tenga que ir semanalmente al médico a pedir una nueva receta de los mismos remedios, con el consecuente incremento del presupuesto, amén de las intoxicaciones que podemos provocarnos. Otra vez, los laboratorios agradecidos. A ellos, que nos cuidan tanto, les devolvemos en sobredosis las atenciones recibidas.

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