domingo, 27 de marzo de 2016

Del amor en los tiempos del cambio. Siglo XXI

No es nuevo que: algo que está delante de nuestras narices, si se encuentra muy pero muy cerca, no lo vemos. Del mismo modo nos sucede con el mundo y sus cambios. Estamos inmersos en él. Se generaron mutaciones de todo tipo; que casi impercetiblemente se filtran en nuestras vidas, "como por vía parenteral". Se cuelan en nuestros usos y costumbres, con el consecuente cambio de hábitos y creencias. La velocidad de las comunicaciones, la instantaneidad de la información, el volumen de la misma, el acceso a las mas diversas personas y culturas mediante las redes sociales, los accesos ilimitados a sitios transmisores de contenidos de lo mas heterogéneos. La conexión permanente con lo externo en una invasión e interferencia constante en nuestro mundo de relación intimo, privado, han aportado una gran dosis de incertidumbre. Tomamos conciencia? Como posicionarse ante semejantes estimulaciones? Sus consecuencia? : El cambio. En que cambiamos? Cambiamos nosotros mismos, las personas, ergo todos los ámbitos en los que nos movemos. Se tornaron difusas las modalidades de inserción de hombres y mujeres; tanto en lo privado como en lo público. Se admite tal diversidad, que muchas veces nos sentimos huérfanos de referencias. Coexisten viejas formas de pensar, con otras, que han accedido a cierto grado de amplitud y también hay quien pudo lograr grandes aperturas o tal vez, sobreapdaptaciones (1) (1) Sobreadaptación: es un mecanismo de defensa contra el miedo al rechazo: implica un sobreesfuerzo para agradar a los demás, para realizar los sueños ajenos, para cumplir con “el ideal de perfección que se espera de mí”. Es algo así como una historia que se repite internamente “tengo que cumplir con este listado de exigencias: si logro los objetivos seré aceptado y premiado, si los descuido seré castigado”. El problema surge cuando no sabemos que es aquello con lo que supuestamente deberíamos cumplir. Que valoramos? Como nos valoramos? A quien valoramos ? Que expectativas tenemos y tienen los demás sobre nosotros? Los cambios a los que aludo se dan en el seno de los hogares; mas allá del nuevo rol femenino de inclusión en el mundo laboral y de la inclusión un poco mayor o no, de los hombres en lo doméstico familiar; se evidencian las transformaciones en: -1. Las uniones de pareja en un gran porcentaje no se legalizan -2. El divorcio es una opción considerada normal ( estadisticamente hablando) -3 . Las familias ensambaladas igual que el divorcio están aceptadas socialmete -4. La naturalización de vínculos y casamientos entre personas del mismo género; como así también el cambio de género están contemplados tanto jurídica como socialmente - 5. La Inestabilidad laboral es un hecho compartido mundialmente - 6. La Inestabilidad afectiva también lo es. - 7. La proliferación de los mas diversos modos de lograr gestaciones. -8 . La difusión mediática de la privacidad -9. La desacreditación de la autoridad y de las jerarquias -10. La relativización de la noción de respeto y de quien lo merece -11. Rol de los hijos -12. .Rol de los Padres. -13. La longevidad -14 La coexistencia de cuatro generaciones Cada generación tiene sus dificultades. La nuestra se caracteriza por verse sometida a una desafío permanente. Pone a prueba nuestra comprensión y plasticidad; ya que el cambio es mas vertigionoso que la posibilidad de su elaboración y metabolización. Por otra parte cuando no vemos compartiendo estos nuevos usos y costumbres muchas veces lo hacemos por un mecanismo adaptativo; pero sin convicción de sus bondades. Esto no es una crítica, es solo una descripción. Al enumerar los cambios sin duda creo que los ámbitos de relación están afectados. Por éste motivo creo que el tomar conciencia de ellos y debatirlos es de gran importancia. Nadie luchara mejor por lo que quiere y necesita que aquel que lo desea, le preocupa y lo disfruta o lo padece. Esta es una invitación a la reflexión y a sumarse a la acción por conservar lazos favorables en el seno de las familias. Los ingredientes que se necesitan para hacer ésta receta son difíciles de ubicar, pero en gran parte de las familias están: Amor, confianza, cercanía ( no pegoteo), conocimiento del otro, sinceridad y respeto

jueves, 10 de marzo de 2016

Las mujeres y su lugar en la familia

El lugar de importancia que ha ocupado el varón en muchas culturas es de publico conocimiento. La alegría producida por el nacimiento de un primoģenito era de destacar, como así también de la desilusión si era una niña. Éstas valoraciones culturales no son inocentes, encierran en su seno una de las discriminaciones mas fuertes y cotidianas, inducidas por la cultura reinante y compartida por ambos géneros. Si bien "disminuyó" la creencia del lugar preponderante del varón, social y familiarmente aún sigue vigente . Nosotras, mujeres occidentales nacidas en el siglo XX, hemos tenido la suerte de vivir y participar en los cambios que se operaron para que nuestra vida sea mas placentera y respetuosa de nuestras personas; pero hasta ahí. El número de femicidios habla por sí mismo. En las generaciones mas jóvenes no es cuestionada la inclusión femenina en los trabajos afuera de su casa; aún así, muchas veces sigue habiendo una distribución del trabajo al modo tradicional en muchos hogares. A nosotras, las mujeres; nos siguen perteneciendo en mayor proporción los hijos, la casa, los platos y ahora además el trabajo en el afuera. También dentro de las mujeres, quedan resabios de otros tiempos, anhelos de tener al " hombre proveedor". Estos son sueños; los platos a lavar son realidades. Lo llamativo es como la mujer sin darse cuenta, sostiene viejos paradigmas, aún pudiendo oponerse a ellos.Las viejas creencias están metidas bajo nuestra piel. Me tocó vivir una experiencia en la que una de las mujeres con las que estaba compartiendo una salida de parejas me dijera:- Discúlpame Silvia, pero yo no me haría atender por una mujer en ningún rubro. Ni psicóloga, ni abogada, ni arquitecta, etc...... Me reí. Sin querer ser agresiva; me surgió espontáneamente la siguiente respuesta:- No te preocupes, como no te voy a entender si a mí me sucedía lo mismo cuando era chica. Una vez que lo dije me dí cuenta de que esa había sido mi creencia de joven. Mi propia familia, inmersa en la cultura vigente así lo creía. Si bien algunos decían querer que sus hijas estudiaran, y lo hacían, lo principal era que se casaran y tuvieran hijos. Esa idea era la que circulaba en ciertos círculos socio económicos ( calse media/media alta). Los motivos para que ese paradigma no fuera cuestionado son múltiples. Es muy difícil cuestionar lo que no se plantea como problema, ya que es funcional al sistema y además como hacerlo si es confirmado y compartido por muchos. En ese momento yo desconocía uno de los pensamientos de Ghandi, que dice: "Una mentira creída por muchos no la transforma en una verdad" Por otra parte resulta reconfortante, inconscientemente, creer que alguien del sexo opuesto al propio ( del que uno no es, ni podrá ser) tiene la facultad de resolver ciertos temas, por su sola condición de género. Que fácil sería, que por el solo hecho de pertenecer al genero al que le corresponden ciertas tareas, determinadas culturalmente, no aparejaran esfuerzo y su ejecución fuera concretada con eficiencia y destreza. Varones dedicados a proveer la economía familiar, proteger de los litigios, e instrumentar su fuerza corporal. Todo ésto, al " deber ser así", no cuesta trabajo. Las mujeres tradicionalmente lideran el mundo del adentro; de la casa y de los hijos y tampoco les debería resultar difícil ni fatigoso. Por lo tanto que debería reconocerse de las tareas de ambos, si lo que hacen les corresponde y no cuesta? Nada. Estas son creencias mentirosas. Si no se revisan y cuestionan los mandatos, encubiertos de normalidad ( norma estadística), se deposita en los integrantes de la familia, expectativas transmitidas por el núcleo parental, mas el aditivo de los resabios que se arrastran de generaciones anteriores. La lógica de su perdurabilidad es por lo enquistado que están los usos y costumbres y el manejo del poder No sólo hay lucha de clases, también hay lucha de géneros. En realidad la razón de la mayor parte de las luchas son acerca de quien detenta el poder, en todos los ámbitos de las sociedades. Muchas veces las mujeres crecen con dificultades para detectar sus propios deseos ya que vienen mezclados y enredados en medio de los deseos de los otros. Esto nos hace perder de vista, por un largo tiempo y otras veces para siempre, las propias aspiraciones personales. Me refiero a aspiraciones de las mas elementales, como ser: el respeto hacía sí misma, en sus modos de pensar, de creer, de diferenciarse de lo que se pretende de ella. En ésta oportunidad hago foco, en la reflexión de cada una de nosotras, acerca de como nos sentimos y pensamos en nuestros vínculos con cada uno y todos los miembros de la familia que hemos conformado. Como se nos escucha y respeta, Lo incorporado en nuestro núcleo primario (que muchas veces no es pensado, ni fundamentado, solo ejecutado ) nos habita y opera en nosotras incidiendo en todo nuestros ser, nuestros vínculos y en la crianza de nuestros hijos, sin consciencia de lo que estamos llevando a cabo. Por lo expuesto, afirmo que muchas de las conductas que tomamos a diario y en acontecimientos importantes de nuestra vida operamos, sin darnos cuenta, influenciados en un porcentaje enormemente grande, por las creencias de nuestro entorno, infiltradas dentro de nosotros pero sin una reflexión que la avale y sea pasible de ser sostenida con una argumentación. sólida. Se evidencia una diferencia importante en el desempeño del rol materno ( por lo menos en las generaciones de las mujeres mayores de 60) en la actitud hacia sus hijos, según éstos sean varones o mujeres. La palabra materna es por lo general, menos escuchada que la del padre por los varones. El posicionamiento femenino depende de como se ha incorporado en la persona de cada mujer la palabra de los hombres de su historia, padres y hermanos y el trabajo que se haya hecho en la revisión de los mismos. No desesperemos porque puede modificarse; lleva mucho tiempo y esfuerzo. Les contaré un episodio donde se evidencia lo expuesto: Una familia había invitado a almorzar a tres hijos varones con sus mujeres y a una hija soltera. Al momento de terminar la comida, las personas que levantaban la mesa era la madre y su hija. El comentario de la hija fue: ahora que se casaron ( las mujeres de sus hermanos) no ayudan mas. Que te parece? La madre le contestó: Es cierto lo que decís, pero no se nos ocurre censurar a tus hermanos y expresar: Los chicos no se levantan a dar una mano.