lunes, 2 de junio de 2014

De los 10 mandamientos abreviados



Quiero confesarles que me retaron. Christiane Collange, a la que mencioné muchas veces, leyó alguno de mis artículos traducidos al francés y le gustaron mucho, pero me dijo: Silvia, a los 60 y pico no debes hablar de vejez (…) ”Es el comienzo de un proceso de múltiples cambios. Vejez es la imposibilidad de ser autónomo y valerse por sus propios medios”.
Le contesté que yo no me sentía vieja, solo que no sabía como llamar a este proceso de otra forma que no fuera envejecimiento. Ella lo llama “Segunda Vida”. Me gusta. Lo llama así porque alrededor de los 60 años se inauguran cambios de vida para los que se jubilan (yo no pienso hacerlo), en los que los tiempos para dedicarse a sí mismo son mayores, los hijos ya no están en casa y la longevidad augura tanto tiempo de posibilidad de vida (de 60 a 90 años), como aquel que se transitó siendo adultos (de 30 a 60 años) También existe la posibilidad de ejercer o innovar las actividades.

Recibí un comentario de una persona con la que nos estamos empezando a conocer por estos intercambios bloggeros. Me gusta y agradezco su participación porque dispara en mí reflexiones.

Lo que quiero aclarar es que cuando hablo de verdad para mí, es sinónimo de creencia, como aparece a lo largo de éste artículo. No tiene un significado religioso.

Me comenta que al transitar La Segunda Vida, queremos con más ansia saber acerca de la verdad de las cosas.

A mí me parece que no existe “la” verdad. Me causa gracia porque en privado, con un viejo amigo, tenemos esta misma diferencia de planteo. 

La verdad es privativa de cada uno de nosotros. Mi verdad puede ser diferente a la de mi prójimo. Los sistemas de creencias y la adhesión a ellas está ligado a lo que las personas lograron incorporar en su formación y su capacidad de cuestionarlas. Hay un chiste  (de  Groucho Marx) que dice: “Soy una persona de principios, tanto es así, que si no te gustan estos, tengo otros”. En este caso, las creencias o principios como verán son tan amplios, que no existen.

Lo que me parece que hay que diferenciar de acuerdo al comentario que recibí es:
La rapidez de los cambios en lo exterior, la difusión de los mismos al instante por las comunicaciones increíbles que los “ hombres supieron conseguir”, las mayores aceptaciones de las diferencias individuales que se dan en algunas sociedades (ser gay, la convivencia respetuosa de diferentes razas, religiones y culturas) es distinto a pensar que los adultos o nuestros jóvenes no tienen normas, o criterios del bien y del mal, o el tiempo suficiente de asimilarlos.
Tampoco creo que haya una “ley natural de las cosas”.
Lo que creo es que cuando los adultos, a veces padres, se confunden, por la oferta enorme de creencias a las que pueden adherir o no, en libertad, y no ejercen su rol de padres, los jóvenes están perdidos en las confusiones de sus progenitores y las propias, características de la juventud. Que ya no haya “PADRES” incuestionables, no quiere decir que no haya ley.
El hecho de que se pueda relativizar y reflexionar acerca de las razones de ciertas afirmaciones de la autoridad, sean padres, autoridades o gobiernos no quiere decir que no haya un vector de lo bueno y de lo malo. Cuando hablamos de transgresión estamos hablando de un valor que alguien no cumplió.

Creo que los Diez Mandamientos, para mí (en mi versión agnóstica) se abreviaron, y quedaron seis que siguen vigentes aún aunque  a veces no se note.

Honrarás a tu padre y a tu madre (Éxodo 20:12).
1:"Honra a tu padre y a tu madre,
2. No matarás (Éxodo 20:13).
"No mate"
3. No cometerás actos impuros (Éxodo 20:14).
"No cometas adulterio."
4. No robarás (Éxodo 20:15).
"No robes."
5. No dirás falsos testimonios ni mentirás (Éxodo 20:16).
"No des falso testimonio en contra de tu prójimo." 
6. No codiciarás los bienes ajenos (Éxodo 20:17)

Comentarios de los 10 mandamientos abreviados por mi agnosticismo.

Lo de honrarás a tus padres, me parece buenísimo. Hay que divulgarlo. En ese sentido les diré que estoy enrolada en este gremio y lo defiendo, sin dejar de reconocer que vemos casos en los que darían ganas de no cumplirlo y con razón.

No tengo dudas acerca del segundo.

Esto de los actos impuros en el siglo XXI, ameritaría que lo charlemos.

Con respecto al Cuarto tampoco tengo cuestionamientos. Me preocupa, que a pesar de la difusión de los casos de corrupción y de que la sociedad en su mayoría no roba, este precepto no es respetado. Trabajemos para que los que no se vean forzados a eso por necesidad, francamente le hagan caso.

Lo de no mentir también me parece perfecto.

Y lo de codiciar, mientras quede en el terreno del deseo y no de la acción, creo que podemos permitirlo. ¿O acaso no dijimos que la psicología reconoció su existencia?




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