lunes, 19 de mayo de 2014

De los jóvenes viejos y de los viejos jóvenes



Estuve leyendo a Christiane Collange y me causó mucha gracia un relato que hace, de tres damas inglesas muy aristocráticas. Se trata de un diálogo que mantenían durante una partida de bridge estas señoras, que tenían alrededor de noventa años cada una. Preguntaban si durante la semana habían tenido alguna novedad, y una de ellas comentó que se sentía terriblemente aliviada porque había encontrado un geriátrico muy apropiado para su hijo, el mayor, que tenía 70 años, ya que no dejaba de hacer tonterías, no podía tenerlo en su casa en esas condiciones. 

Si bien esto no es cierto, ya que era sacado de una obra de ficción, en la actualidad se pueden dar estos fenómenos inusitados.

También relata Christiane que en ocasión del festejo del cumpleaños número 100 de una señora, su hijo se dirigió a los invitados y dijo: nunca pensé que estaría alegremente festejando los cien años de mamá; a lo que la madre, sacándole el micrófono, acotó: de joven nunca pensé que llegaría a tener un hijo de 75 años.

Vi esta semana el festejo de 100 años de una señora que pasaron por la televisión, y seguramente ella tendría un hijo de setenta o más sin lugar a dudas.

Apresúrense a sacarse fotos los que tengan posibilidad de tener bisnietos porque serán, en un futuro, raras avis. Díganles a sus nietos que una vez sacadas las guarden y podrán venderlas en el futuro a precio de oro, ya que será una condición inexistente la de tener bisnietos o tataranietos.

Piensen que nuestros hijos se casan cada vez más grandes, o mejor dicho se emparejan más tarde, y acceden a la paternidad/maternidad también a edades más avanzadas. Este hecho determinará que, a pesar de que los longevos vivan más, será muy difícil conocer a los bisnietos o tataranietos.

Creo que esto es una anécdota, pero no así la necesidad de cambio al concebir la realidad, ya que nos toca vivir una ruptura de paradigmas enorme, en la que se produce una revolución en nuestras cabezas.

¿Cuando hubiéramos pensado que podriamos asistir al cumpleaños número 75 de un hijo?

¿Se acuerdan de la canción de Mercedes Sosa? Cambia en lo superficial, cambia, cambia en lo profundo. Cambia el modo de pensar. Cambia todo en este mundo.



sábado, 17 de mayo de 2014

De la posibilidad de inventar nuestra vejez



Si a alguien nos participara de un invento que se le ocurrió y nos demostrara su utilidad con fundamento, ¿se nos ocurriría decir que eso no tiene sentido?

Les contaré un invento mío, que no llevé adelante:
Preocupada por los accidentes en las autopistas –donde los autos circulan a alta velocidad y, si alguno tiene un desperfecto en el carril rápido, lo más probable es que no pueda bajar a poner las balizas porque que se lo llevarían por delante– se me ocurrió lo siguiente: Por qué no incorporar a los autos algo semejante al airbag, que salga del techo para que, por su dimensión y colores, indique con muchos metros de anticipación que hay un auto en emergencia y un peligro cerca. Como en las embarcaciones, según viéramos el color rojo o verde el auto estaría indicando que estaba circulando en tal o cual dirección.
No encontré a nadie al que se lo comentara que me dijera que la idea era mala. Los que escuché es: Hay muchos intereses creados para cambiar lo que hay, alguien tiene que diseñarlo, tienen que aceptarlo las autoridades, las industrias automotrices, te  van a robar la idea, etc.
No hice nada.

Si no se hace nada, no pasa nada. No cambió nada.

Nosotros, los que vamos envejeciendo (de sesenta años  en más), somos los pioneros, por la magnitud en número, a transitar este boom de longevidad. Razón por la cual estamos invitados a volver a reflexionar acerca del camino que nos toca transitar.

Si no pensamos nuevamente los criterios con los que mirábamos la vejez estaremos condenados por nosotros mismos y sin razón.

No hay duda de que vamos cambiando y lo que también hay que cambiar son los hábitos, que por definición son repetitivos.

Les contaré una anécdota que ejemplifica un hábito.
Hace unos años, después de trabajar muchas horas en mi consultorio, llegué a mi casa extenuada. Había comenzado a trabajar a las ocho de la mañana y eran las ocho de la noche.  A los pocos minutos sonó el teléfono. Era una amiga. Me preguntó que estaba haciendo y le dije que estaba poniéndome el pijama. Ella me respondió: ¿El pijama a las ocho de la noche? Yo le contesté riéndome: ¿Por qué? ¿A qué hora debería ponérmelo? Ella me respondió que a las diez. Yo le pregunté ¿por qué a esa hora? Y ahí ya riéndonos las dos, nos dimos cuenta de que ella conservaba hábitos de cuando su marido volvía de su trabajo y tomaban un whisky con el socio de él y ella, y venían los hijos con las novias de la facultad. Hacía muchos años que era viuda, los hijos ya no vivían con ella hacía mucho tiempo. Pero ella seguía en tailleur, hasta las diez de la noche, como si fuera necesario.

Esta anécdota viene a cuento de que hay que tratar de revisar las razones, de por qué realizamos ciertas conductas, sobre todo, de aquellas que nos imponemos sin que haya necesidad. Son anacrónicas y no nos sirven hoy. En la anécdota, la incomodidad de quedarse elegante era por no repensar que la realidad había cambiado, ya no había marido que llegara y tampoco hijos que vivieran allí. Perdón a mis pacientes que sin duda ya han escuchado este ejemplo de mi parte.

Esto no era tomado por ella como algo que le pesara, pero al descubrir que era innecesario pudo darle la forma que creyera mejor para ese momento.

Estos ejemplos son nimios si los comparamos con otros que involucran intereses más profundos e importantes que cada uno puede llegar a descubrir, y que puede llevar adelante en el proceso de envejecer.

Además, quiero ayudar a desenmascarar viejos prejuicios instalados que muchas veces son tomados seriamente por los mismos adultos mayores.
Paso a describir algunos:
Los viejos no entienden.
Los viejos son lentos
Nadie aprende con la experiencia del otro, para qué nos sirve su transmisión si el mundo cambió.
Los viejos no escuchan.
Los viejos molestan 
Esto es mentira. Podríamos decir que muchas personas no entienden ni de jóvenes ni de viejas.
Los viejos son lentos para ciertas cosas, como las que tienen que ver con el deterioro físico, pero no en todas. La lentitud a veces permite la profundización. Hay jóvenes lentos y viejos rápidos.
Hay viejos que molestan y otros que no. Hay jóvenes que molestan y otros no.
Hay viejos tontos y jóvenes tontos y viejos que transmiten sabiduría y otros muy pesados. Y jóvenes deliciosos y brillantes
Hay jóvenes que escuchan y se interesan y otros que no escuchan teniendo su oído intacto y viejos que a pesar de tener su oído deteriorado se esfuerzan por escuchar y entender.

Salgamos de las generalizaciones que solo aportan discriminación y falta de realidad.
 El tiempo nos juega a favor y no en contra, porque  las experiencias incorporadas y vividas, ya están dentro nuestro. Si sabemos combinar entre sí los aprendizajes que supimos conseguir, podremos inventar lo que nos plazca y generar posibilidades insospechadas hasta el momento. No les parece que esto de inventarnos tiene sentido y fundamento?


lunes, 12 de mayo de 2014

Introducción para el futuro blog traducido al francés para Pass It on Network




Uno de los aportes que quiero hacer tiene que ver con mi propia experiencia. En el año 2013 empecé a escribir un blog alentada por mi marido y amigos; el tema que elegí fue y es reflexionar sobre mi propio proceso de envejecimiento, pero con humor.
No tenía ninguna finalidad más que divertirme escribiendo; y a los pocos a quienes les conté y lo habían leído me pedían que lo siguiera haciendo. Rescato sobre todo a la hija de una amiga mía, Lorena Sarán, que vive en Gratz (Austria), y que me decía que le encantaba seguir mis escritos.
Descubrí la EGPE (Ecole des Grands Parents Europeens) buscando a Christianne Collange, de la que había leído solo un libro cuando tenía 38 años. En esa búsqueda encontré a Marie Françoise Fuchs, creadora del EGPE y luego de la Old Up. Yo, viviendo en Argentina y gracias a las maravillas de la Internet, logré una cita con cada una de ellas: las tuve en octubre de 2013, en ocasión de un viaje a Paris; y de ahí en más, poco a poco y paso a paso, fui trabajando cada vez más en este sentido, desarrollando proyectos relacionados con la revisión de los conceptos de vejez y longevidad.
Lo que quiero transmitir es que los proyectos se arman y toman forma de a poco. Cuando comencé a escribir no tenía ninguna idea de proyección. Cuando seguí haciéndolo durante meses después de mis encuentros e intercambios con Marie Françoise, tampoco. Recién ahora, después de seis meses, comienzo a concretar una participación en este tema que tomé como “Mi Tema” de interés para compartir con quien quiera hacerlo.
Mi agradecimiento también a Moira Allan, que con su calidez me dio coraje y confianza para integrarme al Pass I ton Network, designándome como contacto para Argentina de la Organización creada por Jan Hively junto a Moira y que es Pass It On Network. No quiero dejar de mencionar a mi amiga Luisa Axpe, escritora y psicóloga, que me ayuda a corregir mis escritos y está presente cada vez que la necesito.

Proyecto de  la Argentina de Lic. Silvia Crom.

Mi blog reflexionesdeunamujerde60/blogspot permite que las personas interesadas en los temas acerca del envejecimiento puedan compartir lo relatado y ahondarlo. Se formarán grupos On Line, por ahora en francés y en español.
La posibilidad de intercambiar con gente que transita o se interesa por esta problemática, aporta incentivos a las propias búsquedas de cada persona al ver que hay otros que se encuentran (o se encontraron en algún momento) en la misma situación. Permite desarrollar proyectos, tanto para la acción como también para encontrarle un sentido a la propia existencia en el momento en que se suponía erróneamente que las actividades se acababan.
El blog permite identificarse con los diferentes temas tratados, permitiendo de ese modo elegir con qué se quiere trabajar y también sugerir las problemáticas que les puedan interesar a las diferentes personas, haciendo desde lo personal un aporte que tenga interés universal.

domingo, 11 de mayo de 2014

Quien de joven no trota de viejo.......se asusta



Mi experiencia como mujer y psicoterapeuta me ha puesto en contacto con las vivencias de miedo de hombres y mujeres ante las nuevas situaciones que les toca vivir. Aludo a situaciones traumáticas como lo son el divorcio o la muerte de la pareja.
Según el período en el que suceden estos cambios, las reacciones a los mismos son muy diferentes.
Si el divorcio o la viudez sucede a los 30, 40 o 50 años, no es lo mismo que a los sesenta o más.
Pareciera que alrededor de los 60 años algo diferente sucede. En realidad, no solo es la edad la que influye en el modo de asumir ciertos acontecimientos, sino la sedimentación de vivencias anteriores por las que se atravesó. La cantidad de roles y responsabilidades asumidas a lo largo de la vida representan un entrenamiento importante en la resolución y tramitación de ciertas problemáticas que se presentan en cada uno de nosotros en el transcurrir de los años.
Personalmente no creo en eso de que “lo que no te mata te fortalece”. A mi modo de ver, lo que no te mata te debilita. Creo que aquello que te golpea fuerte te puede brindar elementos de reflexión y de menor sorpresa para enfrentar algunas cosas, pero que nos cansa, es cierto, nos cansa y..... mucho.
Las personas que han tenido una vida muy lineal, si se encuentran a los 60 o 70 años con un cambio radical, como es encontrarse sin su pareja, después de haber transitado la vida en compañía, cada uno ejecutando un rol, creo que se encuentran más desconcertados y desvalidos que aquellos que se han enfrentado de mas jóvenes con estas circunstancias de alto impacto.
Cuando los usos y costumbres que tenían se ven alterados, se genera una gran conmoción en las personas. Se mezclan sentimientos. Pueden aparecer simultáneamente dolor, rabia, desconcierto, tristeza. La lectura de la realidad se disloca, aparecen dudas con respecto a casi todo, sin la consciencia de por qué sucede lo que sucede en nuestra interioridad.
El hecho de vivir en pareja disimula las inconsistencias propias y ajenas. Si la mujer no sabe prender el calefón lo hace su marido, si un hijo viene con un problema lo baraja la madre. Estos dos son solo ejemplos, a fin de poder explicitar mejor lo que quiero decir. Ya que no intento con esto idealizar las situaciones de matrimonio. Cuando acontece una desaparición, por el motivo que fuere, de uno de los miembros de una pareja, el que queda, queda con el vacío real del que no está, más las inconsistencias propias, en las que probablemente no reparó.
Pero no desesperéis, porque si bien creo que lo que he expuesto hasta acá es cierto utilizaré otra frase más alentadora: nunca es tarde “cuando la libertad es buena” (como verán, la cambié un poquito). Con esto quiero decir que “se puede” revertir el concepto del encabezamiento de esta reflexión diciendo: Quien de joven no trota, de viejo… tiene miedo, pero galopa. ¿Han visto a alguien que tras años de no hacer ejercicio, de nunca haber trotado, no le duela todo al galopar? Quiero aclarar que esto que escribo alude a “todos y todas”, no se me ofendan mis compañeras de género.
Es así lo que les sucede a las personas que de mayores, se animan a insertarse en un mundo desconocido para ellos, de nuevas relaciones con hombres y mujeres, salidas seductoras o frustrantes, contacto con los hijos personales, no filtrados por los que nos acompañaban, la mamá o el papá de esos hijos. Que a su vez muchas veces eran generadores de conflictos.


He aquí que no hay edad para animarse a vivir las asignaturas pendientes. Hecho esperanzador y generador de expectativas. Por otra parte no nos engañemos, este ejercicio de salir, gustar, conocer gente también era un desafío movilizante en la juventud y provocaba miedo. Si me permiten un consejo reestructuraré el encabezamiento: Quien de joven no trota, de viejo ¡¡¡vaya al paso!!!, si puede.

sábado, 10 de mayo de 2014

De los reconocimientos




Me parece que el animarse a mostrar lo que uno piensa trae aparejado salir de uno mismo para compartir.
Éste compartir, a veces, viene de la mano con las ideas, emociones, que se despiertan en los otros y en el mejor de los casos obtenemos una devolución.
Digo en el mejor de los casos ya que en general a la gente le cuesta mucho mostrarse y dar sus opiniones.                              
Sin embargo a mí me genera una adrenalina muy especial poder llegar a otras personas y ni les cuento lo que me provoca su respuesta.
Del mismo modo, cada vez que recibo a un nuevo paciente me lleno de expectativa e interés ante la posibilidad de conocer a ese ser con sus enigmas y riquezas.
Hablando con una amiga, me dijo que yo había cambiado muchísimo y mas allá de haber cambiado en el envase sin quererlo (¿ será por envejecer?), cambié en el contenido, también sin quererlo.
El cambio en el contenido, vino de la mano con el paso del tiempo. Es en este momento que me atrevo a mostrarme y no así antes.
Tenía vergüenza. Me parecía que para decir algo tenía que ser una genialidad y en realidad las confrontaciones me asustaban.
Hoy, supongo que como a todos, me encanta el reconocimiento de los demás pero si no lo obtengo por disenso de ideas, no me mata. Espero respeto, pero no agradar en mis pensamientos.
Todo esto viene a cuento del entusiasmo que me provoca el intercambio con los demás y los aprendizajes que obtengo en esta interacción.
Voy descubriendo en los distintos intercambios posibilidades diferentes.
Lo que quiero trasmitir es que el reconocimiento de los otros, para mí, es un generador de fuerza vital y de entusiasmo. Genera ideas, impulsa a seguir e ilusionar. No es algo que se logra de una vez y para siempre sino que es un desafío permanente. Nunca somos idénticos a nosotros mismos en el tiempo y la necesidad de saber lo que despertamos en los otros es un espejo de nuestro propio cambio y del cambio de los demás.
Por estas razones el devenir mayor puede liberar, acercar y generar oportunidades.

viernes, 9 de mayo de 2014

Del trato de lo gastado o roto en otras latitudes culturales



 Lamento no haber conocido ésto antes.
Hubiera sido un perfecto ejemplo para trabajar el envejecimiento y evidenciar como  las distintas culturas  nos hablan de creencias diferentes. Unas aprecian el "reparar" y otras  el " sustituir"
Si observamos la conducta de los Japoneses podríamos aprender a tratar lo gastado o roto. No es necesariamente descartable. Se puede reparar y de ese modo fortalecer. Desde su forma de evaluar lo restaurado, la belleza surge renovada, distinta. Su apariencia cambia y de acuerdo al tratamiento de  las quebraduras, se resalta éste cambio y se percibe como tal. Lo quebrado y reparado, agrega valor a lo estético. Se remarca y se pone en evidencia el quiebre, no se oculta. Ésto le da  un atractivo singular. Cada quiebre es distinto, cada objeto reparado hablará de su propio rotura y reconstrucción. Se trabaja para eso, incluyendo materiales nobles para fortalecer y metales como el oro o la plata para embellecer.
Estemos atentos
Podría ser una metáfora de utilidad para los hombres ( todos y todas) Muchas veces, lo que se rompe o deteriora, se cambia, se tira, se deshecha. No todo puede arreglarse en terminos de los vínculos humanos.Tampoco se descartan los afectos gratuitamente. Agregarle valor a la reconstrucción es toda una ideologîa del cuidado. Es una concepción que da cuenta de las necesidades basicas humanas. Permite creer.
Creo que la resiliencia viene de la mano de la índole de la reparación. " Todo lo que hiere profundamente,  debilita". Después de una fractura, metafóricamente hablando,  quedamos como un objeto endeble. Los Japoneses reparan, fortifican y valoran. Mi homenaje a las reparaciones japonesas. Podríamos copiarlos? En vez de festejar " Halloween"," St Patrick", St. Valentine les sugiero un poco de Kintsugi y humanidad.
RESILIENCIA
(
Cuando los japoneses reparan objetos rotos, enaltecen la zona dañada rellenando las grietas con oro.
Ellos creen que cuando algo ha sufrido un daño y tiene una historia, se vuelve más hermoso.
El arte tradicional japonés de la reparación de la cerámica rota con un adhesivo fuerte, rociado, luego, con polvo de oro, se llama Kintsugi.
El resultado es que la cerámica no sólo queda reparada sino que es aún más fuerte que la original. En lugar de tratar de ocultar los defectos y grietas, estos se acentúan y celebran, ya que ahora se han convertido en la parte más fuerte de la pieza.
Kintsukuroi es el término japonés que designa al arte de reparar con laca de oro o plata, entendiendo que el objeto es más bello por haber estado roto.
Llevemos esta imagen al terreno de lo humano, al mundo del contacto con los seres que amamos y que, a veces, lastimamos o nos lastiman.
¡Cuán importante resulta el enmendar!
Cuánto, también, el entender que los vínculos lastimados y nuestro corazón maltrecho, pueden repararse con los hilos dorados del amor, y volverse más fuertes.
La idea es que cuando algo valioso se quiebra, una gran estrategia a seguir es no ocultar su fragilidad ni su imperfección, y repararlo con algo que haga las veces de oro: fortaleza, servicio, virtud...
La prueba de la imperfección y la fragilidad, pero también de la resiliencia —la capacidad de recuperarse— son dignas de llevarse en alto.
- EDU WIGAND
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viernes, 2 de mayo de 2014

De los temas para grupos de reflexión

Soy psicóloga desde hace 35 años, y desde hace mucho tiempo me dedico a pensar y trabajar en los procesos que se desarrollan en la gente en relación con el paso del tiempo. Lo primero que quiero señalar es que los temas referidos a este concepto deberían ser trabajados en grupos, no de terapia sino de reflexión.

Este encuadre enriquece, alivia, vence los miedos; por ejemplo, la coincidencia y el hallazgo de similitudes, hecho que sucede, suele arrancar risas en los participantes y ayuda a desdramatizar ciertos acontecimientos, que en general suelen ser vividos, como problemas personales y no comunes a muchos.

La etapa del envejecimiento es de sentimientos y emociones fuertes a su manera; se presentan nuevas problemáticas que a su vez nos enfrentan con la necesidad de encontrar nuevas resoluciones, y estas surgirán de nuestras posibilidades de reflexionar, metabolizar y enfrentar lo que nos sucede. Por mi experiencia, sé que el resultado de estos encuentros es muy fructífero. Me propongo editar el material recopilado en ellos, con la intención de difundir las ideas de todos los participantes, para ayudar a otras personas y también por el placer de generar algo que hayamos construido juntos.

Las preocupaciones a las que aludo son:

1. La vida como proceso de apego y desapego.

2. Cómo me despego de viejas creencias que por ser antiguas no son funcionales en este momento, y generan incomodidad así como limitan la libertad.

3.Vejez de los padres. Necesidad de atenderlos y ocuparnos de ellos. Angustias y dolores en esa etapa.

4. Criterios con respecto a la maternidad y a la paternidad. ¿Qué es ser buenos padres cuando los hijos son adultos?.

5. ¿Independencia o alejamiento de los hijos adultos?

6. Cómo ser madre/padre de adultos.

7. Casamiento de los hijos. Nuevas relaciones con una nueva unidad familiar, la de los hijos, que es familia pero es otra y diferente.

8. Hijos varones.

9. Las hijas.

10. Los nietos.

11. Las nueras.

12. Los yernos.

13. Envejecer, sí. Liberarse, también. Proyectos, aceptaciones y rechazos del envejecimiento.

14. Las parejas de muchos años y los nuevos pactos a negociar.

15 ¿Envejece la mente?

16. Envejecimiento del cuerpo, los achaques.

17. Las familias ensambladas.

18. El dinero en las familias tradicionales y en las ensambladas.

19. Miedo a la enfermedad, el deterioro y la muerte.

20. ¿La jubilación del trabajo o de la vida? Tiempo libre. La importancia del contacto con otros .

21. Cómo manejar la intolerancia creciente y el fastidio.

22. Los hijos, ¿saben lo que nos pasa a esta edad? ¿Deberían saberlo?

23. Difusión y denuncia acerca de la actitud de muchos con respecto al trato de la palabra, las ideas y los aportes de los mayores. Búsqueda de valorización. Ser viejo no es ser niño ni tonto.

24. Acercamiento de los jóvenes al intercambio con los mayores. Enriquecimiento mutuo.

Importancia de que los mayores tengan una actitud proactiva con respecto al aprendizaje de lo nuevo.


26. Manejo de la informática como condición para no caerse del mundo.