Mi agradecimiento y disculpas a García Márquez por la adaptación del título de su obra.
La razón por la que hablo de "los
tiempos de cólera", es que veo con frecuencia en los adultos mayores una
gran irritación hacia lo que no les gusta o les molesta.
Pido ayuda a
los que lean este blog: colaboren en desentrañar las razones de la
intemperancia que muchos adultos mayores manifiestan.
Constituye una
creencia equivocada el pensar que las personas grandes son "calmas".
Puede
ser que nos asemejemos en algo a los ancianos japoneses. Ellos, a lo largo de su vida, han estado
bajo la presión de normas culturales muy estrictas, donde el interés
corporativo prima sobre el interés individual. Por lo tanto, parece que en la
vejez se permiten conductas y exteriorización de apreciaciones que no se
permitieron antes (Ref. Amelie Nothomb).
No
es nuestro caso, no sufrimos tales presiones culturales. Pero lo que sí creo
que sucede en nuestra sociedad, es que a lo largo de la vida, las personas
intentamos agradar como forma de ser aceptadas y queridas; por lo tanto, es una
exigencia de otro orden pero exigencia al fin.
También
hay una diferencia importante según el género del que hablemos.
Las
mujeres, en general, conocen más de este tipo de actitud de intentar lograr la aceptación
y cariño. No olvidemos que aún hoy la cultura machista tiene una influencia
importante.
Pienso
que si bien no somos como los japoneses, que se desatan en la vejez y se
permiten manifestar lo que antes no hicieron a lo largo de su vida joven, observo
en nuestro entorno a muchos adultos mayores que ya no sostienen la represión
verbal y el cuidado que solían mostrar.
Entre
los japoneses, el respeto de las jerarquías, el lugar de la ancianidad, es
diametralmente opuesto al de la sociedad occidental y el lugar de la vejez goza
de otra valoración y protección que la concebida entre nosotros, al igual que
el lugar de los hijos es diferente que en nuestra cultura. En ese encuadre es
que los hijos tienen la obligación moral de respetarlos, ampararlos y hasta de
vivir con ellos en su vejez.
Pero,
congéneres: ¡ATENCIÓN! Con nuestros hijos en general nos cuidamos, el miedo no es sonso. Ellos, que
no son japoneses, les parecerá un chino aguantarnos, y es de marcianos para
nosotros y para ellos vivir juntos el día de mañana. Además, ¡Dios no lo
permita!!!
Pero
como somos mayores pero no tontos (o eso creemos) descargamos nuestra
irritabilidad con los amigos o con las parejas. Esto lamento comunicarles que
es "muy tonto". Ya que nuestros maridos/ mujeres y amigos son nuestra verdadera compañía.
¿Qué
pasa con los viejos amigos? ¿Qué pasa con nuestra afinidad histórica?. Muchos
de ellos se pierden en el camino del disenso. Es doloroso. ¿Es inevitable?
La razón será que estamos "enojados"???...El individualismo que prima en todas la sociedades, los cambios tecnológicos, sociales y culturales nos han dejado "al lado del camino mirando como todo pasa (Fito),los hijos no nos registran demasiados y los amigos están enfrascados en sus problemas como para tener la paciencia de escucharnos y ampararnos en el abrazo o la palabra de aliento y comprensión.-La grieta existe y parece insuperable...te obliga a estar de uno o de otro lado.-Y si casualmente estás en el medio contemporizando???...Error fatal, te atacarán despiadadamente de uno y otro lado y volverás al silencio protector que sólo te traerá soledad y aislamiento....Tendremos que resignarnos???
ResponderEliminar